Si tomamos como referencia el año 1498 que es el año donde se ubica a Colón pisando tierra Margariteña y vemos ese momento, tomando otra referencia (1699), veremos «un paso», no muy corto (más 200 años) y observaremos también una gran recta sin puntos redondos en su curso.
Hubo después de 1498 un propósito que tomó sentido y fuerza con castillos iglesias y ejércitos armados o no, pero ya visto como ejército, eran un medio para un fin.
Hoy el amigo Heraclio Narváez nos trae en su Memoria de Nueva Esparta (que deberíamos leer todos los días), la información donde el gobernador de Margarita (Diego Suniaga) informa a las autoridades que para ese momento (julio, 1699) la fuerza militar estaba confirmada por «cuatro compañías de 471 hombres, 5.166 milicianos sin armas, una compañía de de a caballo integrada por 116 jinetes y seis compañías como compuestas por 204 indios Guaiqueríes»
Al leer esta nota y ver la composición de esta fuerza vino a mi memoria esa frase que nos dejó, la filosofía francesa Simone de Beauvoir: «El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos» . Una gran frase que resume la historia de la humanidad.
Lo de este ejército fue un hecho, pero lo de Simone Beauvoir, es como una ley histórica o un látigo que marca la historia, pasada, presente y futura. Es una gran verdad.
Décima
La historia nos sabe amarga
por los hechos que perfila
tantas figuras de Atila
en la vida se hace larga.
En la humanidad descarga
un Poder con sumisión
y es tan fuerte la opresión
que el oprimido se siente;
contento o bien complaciente
al ser de Atila un peón.