Te conozco en las batallas ganadas
en las afrentas sufridas
en el barro, en la mesa fina
en la cara tiznada de los niños
en los sueños inconclusos
en la madre ya agotada.
Te conozco en la incertidumbre
de los pueblos doblegados
en la dirección equivocada
de las intenciones iniciadas
en el cielo que nos salva
de botar las esperanzas.
En medio del fuego, te conozco
en el viento, en el bostezo.
Sé que estás entre los espinos
reconozco tus orificios en las manos
el polvo de tus sandalias
y las cicatrices de tu frente.
Te conozco desde siempre
en la inconciencia de mis actos
en la esquina de mi barrio
en el ruido de las balas
en el aluvión de preguntas
que me hacen estar quieto